© Redacción
Desde ACE nos sentimos allí, con Sergio y con Gioconda, también sin pasaporte, apátridas a la fuerza. Desde la república de las letras ya sabéis que aquí está vuestra casa. Democracia, libertad y justicia para nuestra querida Nicaragua.
Pensábamos que las persecuciones eran de otros tiempos. Cosa de lugares remotos o de fotos las fotos sepia de los libros de historia, de guerras que ya pasaron y pesadillas borradas. Creíamos que los versos de Heine: «Donde se queman libros se terminan quemando también personas», ya solo se leía en notas a pie de página de atroces persecuciones superadas.
Pero no. Siguen acuchillando al fabulador, desnudando en la cárcel a la poeta, despojando de su nacionalidad al escribidor, expulsando de su hogar al cuentista, amenazando con la cárcel, la mordaza, la tortura y la niebla. Más de doscientos setenta encarcelados, amenazados de muerte, perseguidos. Ahora es a Sergio Ramírez y a Gioconda Belli y mañana a cualquiera. Escribir es un riesgo todavía. La libertad, la belleza y la memoria que tejen las palabras siguen siendo un peligro para infames, mandamases, dictadores y sátrapas.
El régimen político de Nicaragua es, hoy, una dictadura que muy poco se diferencia de las dictaduras de toda índole que hemos conocidos en el siglo XX y en lo que llevamos de siglo XXI. Especialmente, en América Latina. Democracia, libertad y justicia para el pueblo nicaragüense.