Tercera parte del mismo protagonista: Pichorras. La segunda no la encontrarás porque segundas partes nunca fueron buenas. No había necesidad de mirarlo dos veces para percibir en su plenitud aquel rostro tan atípico, más cercano al de un aguilucho que al de una persona normal y corriente. En su cara todos los huesos pugnaban por hacerse notar, y algunos lo conseguían, aunque el que con mayor abundancia lograba sobresalir tanto en su largueza como en su indomable abultamiento era el apéndice nasal: ¡una prominente nariz propiamente quevedesca!

Juanjo, un joven periodista, recibe un extraño encargo de su tía: recoger por escrito retazos de su vida y darle una estructura biográfica. Lo que simplemente parece un entrañable ensayo familiar, se convierte, conforme avanza el relato, en una pesadilla de proporciones insospechadas.

El Justicia de Aragón más astuto, sin lugar a dudas, fue Juan de Lanuza IV, llamado también el Viejo o el Zorro. Su hijo, Juan de Lanuza V, que fue decapitado, es quien mantiene el simbolismo de mártir por su defensa de las libertades aragonesas y de los Fueros, pero el oficio de Justicia Mayor de Aragón lo ejerció su padre durante mucho más tiempo y con gran sabiduría.

Pichorras, Pichorrillas, Pichorretas y Chafachorras. Cualquiera de esos motes se le colocaron a Francisco Ligero Cánovas, alguacil de Pastriz. La ingenuidad, en numerosas ocasiones, se coloca en toda su plenitud sobre espíritus pobres. Pichorras fue uno de ellos, y la verdad es que sus meteduras continuas de pata, le hicieron acreedor de mofas y situaciones divertidas.

Prácticamente un monólogo de una anciana revolucionara y protestona. También se ha llevado al teatro con el mismo título y se ha modificado para que el monologuista sea un anciano. Ésta se titula Arrugas de desconcierto.

Por fin, tuve la suerte de que la inspiración me dijera muy bajito dónde podía meter a la clase política para que recibiera un escarmiento. Fue en una isla. Y aún incomunicados, sin alimentos ni agua potable, todos aspiraban a mandar sobre el resto.

Este lo mismo que el de Poder, no hay quien pueda contigo, pero en catalán

Una poesía trabajada, en la que ya no cabe idealismo, sino realismo puro, a veces hasta duro.

La poesía de una etapa de mi vida agravada por el idealismo de esa edad en la que estás enamorado, todo es bonito y todavía no has llegado a darte frontalmente con la vida.

Sátira de un personaje que, en el desconcierto más absoluto, va a buscar las zapatillas que lleva puestas, o deja las llaves del coche en los lugares más insospechados de la casa. Consecuencia lógica es que, cuando tiene necesidad de algo, nunca lo encuentra. He dejado de mencionar cuando le daba por meter el cuchillo del pan en el congelador o una lata de garbanzos bajo su almohada.

Comedia inspirada en la amargura que se siente por la injusticia del enchufismo y que nos ha llevado y continúa llevando a una enfermedad sumamente grave: la mediocridad. No deja de ser una sátira que, en un momento determinado, sirve de escape a tanta incertidumbre interior. Aunque, a decir verdad, aun a pesar de observar de cerca las ayudas que se les proporciona a un montón de inept@s, oposité para opositar y aprobé. Eso sí, mi tío el Ministro no tuvo nada que ver.

Se trata de una comedia que no intenta ser moralizante, al menos así no está concebida. No he perseguido tampoco a la Perfección, ya que corre mucho más veloz que yo. Ella tiene las piernas perfectas, los pulmones perfectos, todo perfecto: ¿cómo voy a perseguirla con este cuerpo lleno de achaques síquicos e intolerancias y escaseces físicas? La moraleja final no tiene más valor que el de poner fin a unos folios y a una idea. No es una pauta a seguir: es la metáfora lógica que se desprende de toda la obra. Para mi corto entender \"una metáfora graciosa que no pretende otra cosa que le diversión de los sencillos, la risa de los sabios y la crítica destructiva de los listillos\".

Tercera edición de una obra de teatro. Parece que se lee bien. Carlos Saura se interesó por esta tragicomedia y me llamó para decirme que en cuanto cumpliera con los plazos de las películas que tenía comprometidas, empezaría a estudiar mi texto porque le parecía interesante para llevarlo al cine. Lamentablemente falleció.

Comedia de política y sociedad. Se convierte en Tragedia cuando la cultura se enfrenta a la política, el fútbol y los toros. Recomendable para pensar un poco.

La sátira innata desenfunda la espada de doble filo en defensa de la ingenuidad, de las personas llamadas popularmente \"cándidas\". Esas que se dejan engañar por individu@s aprovechad@s. Me refiero a médiums y demás embaucadores. En la trama, unos pocos personajes logran, a lo largo del texto traspasar al espectador lo que en principio se pretende: risa provocada por la comicidad. Y todo es un poco engañosos, pero no puedo contar el final.

Monólogo en el que una anciana protesta por una modernidad que no entiende. También, como consecuencia, contra la sociedad que le está tocando vivir en sus últimos años. Es rebelde y sus hijos son como extraños, exceptuando una nieta. Todo son expresiones dichas con rabia, y al final... Se trata de una Tragicomedia.

Futuro fracasado de las madres, de las hijas, de las hijas de las hijas. Cuatro jóvenes van a remolque de sus mayores y esconden su falta de capacidades para la rebelión individual tras un costurero nuevo que, poco a poco, irá envejeciendo al tiempo que sus ideas. El joven es un perverso locuaz.

Basado en las alteraciones de Zaragoza con la llegada de Antonio Pérez, secretario de Felipe II, que huyó de Madrid siendo perseguido por la justicia Real. Se refugió en Calatayud y, desde allí, pidió Manifestación, por lo que el Justicia, Juan de Lanuza IV, el Zorro, lo acogió en la cárcel de Manifestados para defenderlo de Felipe II. El Rey intentó meter una especie de Virrey para que gobernara en Aragón y el pueblo y las autoridades se opusieron y le dieron muerte. Por supuesto que Felipe II acometió a las Fueros aragoneses hasta que los derribó por completo y de manera dictatorial: cortó la cabeza del Justicia de Aragón, Don Juan de Lanuza V, el Mozo, que acababa de sustituir a su padre en el justiciazgo.

Tres obras de teatro en un lujoso libro.