
ACE ESPAÑA
1965, Plasencia - Cáceres
Alta asociación: 13/02/2019
Blog: https://mihijoelpescador.blogspot.com
Nota biográfica
Ramón J. Soria Breña. Jarandilla de la Vera (1965) Antropólogo y Escritor. Trabaja como consultor en investigación de mercados y estudios políticos. Durante treinta años ha investigado los cambios en los hábitos alimenticios de los europeos, las políticas agroalimentarias y los nuevos usos sociales de la “España vacía”. Es Premio de Investigación de la U.C.M. en el Área de Ciencias Jurídico-Sociales. Ha escrito los ensayos “España no es país para ríos. Viaje por el agua que una vez amamos” y “los ríos salvajes”. Las novelas “El Barco Caníbal” y “Los últimos hijos del lince”, los libros de relatos: “Artes de río”, “Los dientes del Corazón” y “Partes de Guerra”. Y los recetarios “En la mesa con amigos. De Finisterre a Hendaya”, “Las mejores recetas de cocina de caza y pesca” y “La Fábula y el Fuego”. Es colaborador de CTXT, la Cadena Ser y Canal +Libros publicados
Narrativa

Artes de río
«¿Un libro de historia? ¿Un libro de cuentos?» Pensábamos que la gran historia, sus crónicas, sus ruinas o sus protagonistas estaban muy lejos y apenas nos tocaban. Creíamos que el presente siempre era nuevo, único y original. Que el progreso de hoy tenía poco que ver con lo que ocurrió un día de hace cien años o de hace cinco mil. Teníamos la costumbre de leer la Historia con mayúsculas como si fueran un cuento inverosímil, una fábula rara, una leyenda exótica, un libro que hablaba de hombres y mujeres que vivieron unas vidas que en nada se parecían a las nuestras. Pero hemos vivido unos años de inquietud, temor e incertidumbre que nos han obligado a mirar a otras pestes y también a otras vidas. Hoy, la flecha del progreso ya no nos engaña con futuros felices y días mejores. Se han puesto de moda las distopías inquietantes, el cambio climático es una amenaza cierta y mandamos sondas a Marte imaginando que tal vez, si esta Tierra se rompe, podremos emigrar a otro planeta. Pero no hay otro mundo ni tampoco otras vidas. Espero que disfruten del viaje porque estas historias nombran el viaje de los suyos. Desconfíen de los que utilizan el gran argumento del egoísmo, la maldad y el crimen como motor del mundo. En ese pasado común, entre todas las ruinas de la Historia, sus catástrofes, guerras, destrucciones, expolios, genocidios y olvidos encontramos a veces, sin embargo, palabras que explican cómo el afecto y la hospitalidad, la amistad y el amor entre extraños y hasta entre los enemigos, o la solidaridad entre los distintos evitaban la traición, el dolor o la muerte. Estas son los rastros del agua en la Historia que hemos rescatado aquí «¿Esto pasó? ¿Es verdad? ¿Dónde lo leíste? ¿Me dices en qué libro puedo saber más?». Para mirar estos diminutos fragmentos del pasado nos hemos disfrazado de fabuladores, hemos tomado la voz de los contadores de cuentos que iban por los pueblos dando noticias, sucesos y adornando con su voz hechos ciertos. Así que nada hay aquí que sea falso y todo en estas historias podría ser invención. Los grandes sucesos o hechos que colorean este tapiz podéis seguirlos en los rigurosos libros de historia que aguardan en las bibliotecas; también los detalles pequeños y hasta algunas ocurrencias que os pueden parecer ficción sin serlo. Lo que queda es la vida que vivimos o que vivieron otros, la vida que contamos o escribieron o recordamos, solo con esto hemos fabulado, con los hilos que conservan la verdad más importante.
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España no es país para ríos
España no es país para ríos analiza la situación de cuarenta ríos de entre los cerca de treinta mil que recorren las tierras de nuestro país. Son cuarenta ríos que los representan a todos, porque los problemas que sufren nuestros ríos son comunes a todos ellos: los embalses que impiden la circulación y renovación de las aguas, la introducción destructiva de especies exóticas, la contaminación de la industria y del modelo agropecuario, su uso indiscriminado para generar energía y regar huertas inmensas..., todos estos factores están acabando con la vida de nuestros ríos. Pese a las consecuencias del cambio climático, que ya casi nadie se atreve a negar con libertad, que combina la escasez de agua con periodos puntuales de lluvias torrenciales, las soluciones propuestas en la actualidad siguen siendo las mismas que las puestas en práctica hace un siglo: embalsar los ríos y exprimir todavía más sus aguas. En la actualidad, si explicas que las viejas soluciones ya no sirven, muchos expertos, entendidos, planificadores, políticos y ciudadanos se encogen de hombros, o no se lo creen o confían en que la tecnología superará este puntual problema como antes solucionaron otros más graves, como el desastre del Prestige... Pero no hay soluciones mágicas. Sin ríos limpios, corrientes y libres, gran parte de España se convertirá en un triste desierto. Ya no quedan mejillones perlíferos en casi ningún río de España porque sus aguas no están limpias ni corren libres, los salmones no remontan los cauces y las truchas desaparecen. Pero el problema más grave que padecen nuestro ríos es el olvido, la ignorancia de todos nosotros, la escasa atención que les prestamos, aunque demos mucha importancia a su agua como recurso para regar, beber, producir energía, desaguar nuestros deshechos o adornar algún paisaje. Porque un río es algo más que un canal para regar o el final de una cloaca urbana. Junto a un río comenzó la humanidad a hacer ciudades y a soñar un futuro.
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