Educar es mucho más que transmitir un contenido curricular; es también trabajar en y con las emociones y capacidades de cada niño y cada niña para que puedan lograr lo mejor de sí y disfruten haciéndolo. En esta línea, Alfonso Lázaro nos ofrece aquí una reflexión profunda y contrastada con la práctica, fruto de una ardua tarea realizada desde hace décadas. Una vida profesional dedicada a preguntarse por las diferentes posibilidades que la Psicomotricidad ofrece tanto en el ámbito educativo como reeducativo y terapéutico.

Uno de los objetivos de la Semana de Inmersión Psicomotriz consistía en aunar pensamiento psicomotriz y vivencias prácticas de profesionales de uno y otro lado del océano Atlántico. Y esto fue posible por el empuje de la asociación argentina Muove y de sus dos conspicuos representantes, los profesores Pablo Bottini y Miguel Sassano. Un dúo que suena perfecto y cuya música embelesa. Con gran experiencia en la organización de este tipo de encuentros, con gran prestigio en toda Sudamérica y con una gran capacidad de transmitir sus saberes, se convirtieron en actores principales y desarrollaron una buena parte de la trama de la Semana de Inmersión Psicomotriz. Dicha trama se tejió entrelazando la emoción, la sensopercepción y el aprendizaje. En el salón de actos y en el Aula de Psicomotricidad del colegio Gloria Fuertes se fueron desplegando enormes mosaicos de conceptos, de palabras, de gestos, de miradas, de contactos, de risas, en suma, de complicidades, en cuyas teselas cada persona depositó su exquisita atención sostenida, su reorganización de ideas y su saber hacer práctico. Y al final, hermosos tapices de luces crecieron en los cerebros y las mentes de cada persona que, sin ninguna duda, iluminarán algunas zonas de penumbra. Tal como dice Antonio Damasio en su última publicación (Damasio, 2018), sin cuerpo no hay mente y nuestro organismo contiene un cuerpo, un sistema nervioso y una mente que deriva de ambos. Y respecto a los sentimientos afirma que no son una invención independiente del cerebro, sino todo lo contrario; son el resultado de una asociación cooperativa entre el cuerpo y el cerebro, que interactúan mediante moléculas químicas independientes y rutas nerviosas.

Este libro contiene una parte de análisis conceptual y otra parte de aplicaciones prácticas. En la primera se reflexiona sobre los fundamentos de la percepción sensorial; se expone nuestra visión del desarrollo humano como una pirámide en cuya base se encuentra las estimulaciones básicas: táctiles, propioceptivas y vestibulares; se desglosan los conceptos Snoezelen y de Integración Sensorial; y se detalla el currículo del Área de Integración y Desarrollo Sensorial. En la segunda parte se escribe sobre el diseño, el aparataje y la funcionalidad de las aulas multisensoriales y de relajación; se informa sobre una metodología específica de intervención educativa en estos espacios; se describen distintas fichas de observación y análisis de datos obtenidos en estas aulas, así como los primeros resultados de diferentes muestras de sujetos; y, finalmente, se propone un conjunto de aplicaciones prácticas de trabajo con cada uno de los aparatos de estas aulas, y también una adecuada progresión para que estas situaciones se puedan adecuar a personas con y sin discapacidades. El libro se acompaña de dibujos con distintos diseños de aulas multisensoriales y se completa con una actualizada bibliografía.

El libro se divide en dos partes diferentes pero complementarias. En la primera se exponen los referentes teórico-conceptuales a la luz del desarrollo del ser en crecimiento y también la secuencia de aspectos curriculares (objetivos, contenidos, metodología, diseño del espacio y evaluación) para llevar a cabo la Psicomotricidad en la escuela. En la segunda se presenta una gran variedad de aplicaciones prácticas de cada uno de los contenidos psicomotores que aparecen clasificados en nociones y éstas en situaciones prácticas concretas.

Juego y jugar son palabras muy frecuentes en nuestro lenguaje. Gran parte de las actividades recreativas son juegos (juego de naipes) y los deportes así se consideran (jugar al fútbol). Realizar algo sencillo es un juego de niños. Un lote de piezas es un juego (juego de cama o de café). Manejar con destreza el lenguaje puede manifestarse en un juego de palabras, y el mago nos engaña con sus juegos de manos, del mismo modo que el malabarista nos deleita con sus juegos malabares. La lotería es un juego de azar y los casinos son casas de juego. Los efectos luminosos forman juegos de luces y la seducción entre dos personas puede entenderse como un juego amoroso. Múltiples expresiones se refieren al juego como riesgo, actividad, norma, o apuesta. Así una persona puede poner en juego (arriesgar) algo, puede entrar en el juego (participar) o hacer el juego (compincharse) a otro, puede mostrar el juego (desvelar), puede tomar a juego (no en serio), puede dar juego (activar), o puede quedarse fuera de juego (al margen). En cuanto a las apuestas o riesgos, se puede jugar a la baja, jugar fuerte, jugar sucio, jugarse la vida, o simplemente jugársela. Además, en otros idiomas, como el francés o el inglés, los instrumentos musicales no “se tocan”, o los papeles teatrales no “se desempeñan”, sino que ambas cosas “se juegan”, dando nuevamente a este “comodín de las palabras” otro sentido añadido que combina lo necesario con lo artístico o lo real con lo imaginario. Desentrañar el juego, que continuamente y de un modo u otro, está en boca de todos, no constituye una tarea fácil.

Dividido en dos grandes apartados, el primero de ellos fundamenta teóricamente la importancia de la estimulación vestibular en el desarrollo del ser humano, pone de relieve algunas de sus vinculaciones con la postura y el equilibrio, y señala las razones que condujeron al autor del mismo a profundizar en su estudio. Destaca también sus relaciones con el desarrollo humano y con la emoción. Hace un recorrido por la historia de la estimulación vestibular, que enmarca en los estudios e investigaciones sobre Terapia de Integración Sensorial, impulsados en Norteamérica por Ayres, en la década de los setenta del siglo XX. Analiza el influjo de la estimulación vestibular sobre la vida de los seres humanos, así como sus efectos en los procesos posturales y equilibratorios. Informa sobre el origen y procesamiento de la señal vestibular en diferentes niveles encefálicos. Y finalmente, tras hablar de las dificultades para investigar en el ámbito de la educación especial, deja constancia de numerosas investigaciones que vinculan la estimulación vestibular con la psicomotricidad. La segunda parte del libro está dedicada a la exposición de dos estudios experimentales, en los que se someten a verificación algunas hipótesis relacionadas con la estimulación vestibular, la psicomotricidad, la activación emocional y la educación especial. Con el primero de ellos, titulado “Efectos en las habilidades equilibratorias de un programa psicomotor con estimulación vestibular en sujetos con discapacidad intelectual”, se pretende comprobar qué modificaciones se producen en determinados parámetros equilibratorios, tras la aplicación del “Programa Psicomotor General” y el “Programa de Estimulación Vestibular”. Con el segundo, titulado “Cambios emocionales producidos por estimulación vestibular en sujetos con y sin discapacidad”, se ponen de manifiesto las modificaciones en la tasa cardiaca y en el diámetro pupilar, tras la aplicación, en tres momentos diferentes, de un minuto de estimulación vestibular rotatoria. En el último capítulo se exponen las conclusiones generales, así como las implicaciones educativas que se derivan de la investigación realizada, para concluir que tanto el paradigma psicomotor propuesto, como sus aplicaciones prácticas pueden contribuir al crecimiento de aquellos seres humanos que tienen algún tipo de discapacidad.

Alfonso Lázaro resumió la estructura y el contenido del libro indicando que consta de 8 capítulos, 123 páginas, 70 figuras que abarcan fotografías, cuadros y dibujos de los niños y niñas y 87 citas bibliográficas, la mayor parte de ellas relacionadas con los procesos equilibratorios. Los 8 capítulos engloban el análisis del contexto educativo, las distintas dimensiones del equilibrio humano, algunas investigaciones que relacionan la capacidad de equilibración y determinados aspectos cognitivos y las dos experiencias prácticas: la del Colegio Gloria Fuertes y la del Colegio Juan Ramón Alegre. Agradeció las felicitaciones y prometió seguir profundizando en este tema con proyectos de investigación innovadores y comprometidos.

“Aulas multisensoriales y de psicomotricidad” sintetiza (junto con “Nuevas experiencias en educación psicomotriz”, también de Alfonso Lázaro), toda una vida profesional dedicada con afán a la psicomotricidad y a la estimulación sensorial. Como ya he señalado en otro lugar (Revista Interuniversitaria de Formación de Profesorado, nº 39, pp. 203-204), a propósito de “Nuevas experiencias en educación psicomotriz”, también en el caso de “Aulas multisensoriales y de psicomotricidad” estamos ante un texto interesante, sugerente y muy bien documentado, que aporta elementos muy novedosos y pioneros al campo de la educación especial y al mundo de la escuela en general, y que sabe combinar los conocimientos clásicos de psicomotricidad con los últimos avances en esta disciplina y en disciplinas afines. Ante un libro escrito por un autor con amplios conocimientos de las más actuales teorías psicológicas, pedagógicas y neurológicas, y con una larga y prestigiosa trayectoria profesional como maestro, como psicomotricista, como formador de psicomotricistas y como investigador. Estamos también ante un libro muy cuidado desde un punto de vista literario y presentado de forma muy didáctica. Ante un libro que por su estructura general, por las novedades que encierra, por sus dibujos y fotos, y hasta por su diseño y maquetación, está pidiendo ser leído. Estamos por otra parte ante un libro que surge como colofón de una experiencia pedagógica desarrollada por el autor a lo largo de veinte años y que se nutre tanto de la teoría como de la práctica y de la investigación en el aula, y que es, finalmente, expresión evidente de un fuerte compromiso del autor (y del equipo de profesionales que trabajan con él en el Gloria Fuertes) con la educación y la escuela como escenarios permanentes de sueños, utopías y esperanzas y de lucha por la superación.