Informe 2017 de La Lectura en España, presentado el 10 de enero en la Biblioteca Nacional.
Aspectos clave del informe.
España ha incrementado el número de lectores frecuentes –refiriéndose como tales a los que lee todos los días o una o dos veces por semana–. Sin embargo, según este informe, el 35 por ciento de los españoles no ha abierto un libro en el último año.
Existe una disociación entre «la riqueza y variedad de las actividades lectoras y el concepto que se maneja», es decir, la sociedad española no percibe como práctica de lectura la prensa gratuita, páginas de Internet, libros profesionales, manuales o libros de carácter instrumental, sino que sólo se identifica con los libros.
Los lectores digitales
Los ordenadores, según este informe, son los más utilizados para la lectura con un 55,8 por ciento frente al 6,6 por ciento que lo hace a través de dispositivos electrónicos.
Además, tanto en la presentación como en el informe, el sector editorial pide más importancia para la lectura en el sistema educativo: «Es donde se sientan las bases de las prácticas lectoras y las bases lectoras», agregaba José Antonio Millán.
El secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, anunció que el Ministerio va a poner en marcha un Plan de Fomento de la Lectura, incluido dentro del Plan Cultura 20/20.
Otro de los objetivos del Gobierno es que se retome la lectura como actividad lúdica y que se haga desde la legalidad.
Dañados los puntos de venta
Aunque entre las conclusiones del informe se destaca que aumentan los lectores frecuentes en España, la compra de libros disminuye. Esta situación provoca, entre otras cosas, que se vean dañados los puntos de venta tradicionales como las librerías o los quioscos.
¿Qué está ocurriendo? En los últimos años existen varios factores que han provocado esta situación: «la variedad de la oferta (promociones, atípicos, colecciones…) como en la llegada de productos sustitutivos (impacto de la prensa gratuita o de la prensa en Internet) o que compiten como nuevas formas de comunicación y ocio (telefonía móvil, redes sociales…)».
Estos cambios en el paradigma del sector, unido a la crisis económica general y a la bajada en los niveles del consumo, ponen de manifiesto «el complejísimo mundo en el que ahora se encuentra la lectura», como afirmaba Ana Santos, presidenta de la Biblioteca Nacional de España.
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