© REDACCIÓN ACE.
Descansa ya en el cementerio de Tomelloso, junto a Félix Grande, su marido, la poeta Francisca Aguirre, que falleció el 13 de abril en su casa de Madrid. Nacida en Alicante en 1930, su obra poética fue reconocida con el Premio Nacional de las Letras o el Nacional de Poesía de 2011 por su libro Historia de una anatomía.
Poeta de hondo y claro lirismo, se vio marcada por la muerte en 1942 de su padre, el pintor Lorenzo Aguirre, condenado y ejecutado por el régimen de Franco. Comenzó su andadura literaria pasados los 40 años, con Ítaca, que obtuvo el premio de poesía Leopoldo Panero.
Devota de Antonio Machado, ha sido considerada como la más clarividente de entre esa generación de los 50. Otorgó voz a los exiliados, a los oprimidos, a los desfavorecidos de clase o sexo, con una mirada lúcida y empeñada en dar cuenta de la realidad que la circundaba.
Tal vez el hecho de publicar tarde, o de ser la esposa de Félix Grande, hicieron que su nombre y su obra, al menos hasta la segunda década del siglo XXI, tuviese menos resonancia de la que habría merecido, aunque fuese resarcida con merecidos reconocimientos ya en sus ochenta. Francisca Aguirre, Paca para muchos escritores y escritas amigos, era miembro de la Asociación Colegial de Escritores.
En cualquier caso, su muerte es una gran pérdida para la poesía española. Desde ACE queremos dar nuestras condolencias a su familia y sumarnos a quienes le rendimos un recuerdo desde la admiración. Que la tierra le sea leve y el cielo no tan pesado para los que quedamos.