El escritor Eduardo Mendoza recoge el premio más prestigioso de las letras en español.
El escritor barcelonés agradeció este jueves el premio más importante de las letras hispanas como no podía ser de otra forma: honrando al Quijote. En una época de desprestigio de la enseñanza de Humanidades, Mendoza nos retrotrajo a un tiempo de gran formación literaria, debates en las aulas y ensoñaciones cervantinas.
En un repaso de las sucesivas lecturas de El Quijote a lo largo de su vida, el autor de La verdad del caso Savolta y La ciudad de los prodigios empezó por recordar la primera que hizo, siendo él estudiante del llamado Preu (el curso preuniversitario), “a diferencia de lo que ocurre hoy, la educación humanística prevalecía en la enseñanza, en detrimento del conocimiento científico y “de conformidad con el lema entonces vigente: ‘Que inventen ellos”.
El Rey Felipe VI, al término del acto, retrató al novelista barcelonés como «un relojero de las palabras», cuya «maestría contribuye a aumentar ese tesoro intangible, vivo, en constante evolución que es la lengua castellana, compartida por más de 500 millones de hablantes». Don Felipe hizo referencia a que el escritor es un autor bilingüe, que ha utilizado junto al español el idioma catalán en dos obras de teatro, y destacó su papel como «biógrafo de la capital catalana, desde la época de la Exposición Universal hasta la actualidad». Así, por fin, se cierra el círculo con una frase sacada del discurso de Mendoza: «La posición que ocupo, aquí, en este mismo momento, es envidiable para todo el mundo excepto para mí»