Por MARTA LÓPEZ COSTA
Había una vez un instituto es una novela que relata, en forma de secuencias, las vivencias de una profesora ya retirada que reflexiona sobre su etapa como docente. La obra se vertebra mediante una selección de distintos episodios que plasman la decadencia de una enseñanza deteriorada. El principal mal del sistema es la corrupción, que favorece el amiguismo y desdeña las nuevas técnicas pedagógicas.
Había una vez un instituto constituye una reflexión ácida y satírica sobre el sistema educativo y sus prioridades.
A pesar de estar basada en hechos reales, la novela se presenta como un retablo de cuadros grotescos que ilustran, a través de personajes hiperbólicos, las relaciones que mantienen los agentes que conforman el sistema educativo. La esperpéntica situación se manifiesta con los nombres de los personajes, que reflejan, al más puro estilo galdosiano, la personalidad o los rasgos más característicos de los mismos. Así, la protagonista, Inocencia, irá descubriendo poco a poco los entresijos del sistema educativo, enfrentándose con aquelarres de brujas disfrazadas de compañeras docentes y fauna terrestre a la que domesticar mediante el aprendizaje de la Lengua.
Sus peripecias la llevarán a cambiar de centro en diversas ocasiones, siempre con la esperanza de llegar a uno en el que se valoren las bondades de las nuevas técnicas psicopedagógicas. Pero sus esfuerzos resultarán en vano al comprobar que ni las instituciones, ni los padres, ni los compañeros ni, evidentemente, los alumnos, están dispuestos a entender que la educación no es un área estanca en la que lo primordial es aprobar y pasar de curso. Además, las tiranteces entre compañeros repercutirán negativamente en el aula, dado que el mal ambiente que se respira no estimula la creatividad de los discípulos y hace la vida imposible a los trabajadores de la enseñanza, que no pueden desarrollar su labor como quisieran. Asimismo, Inocencia constatará que el fracaso de muchos alumnos se debe a la pérdida de valores morales y a las carencias afectivas y de atención.
Había una vez un instituto constituye una reflexión ácida y satírica sobre el sistema educativo y sus prioridades, sobre la terquedad de algunos en mantener inamovible algo tan vivo como el espíritu humano y sobre la importancia de la empatía y la escucha activa en el oficio de aquellos que deben formar a los ciudadanos del mañana.
Había una vez un instituto. María José Prieto. Ópera prima / Edición personal. 224 págs. Madrid, 2016