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Una buena parte de los premios literarios que se conceden en España son promovidos por instituciones de distinto nivel. Al margen de los premios nacionales que otorga el Ministerio de Cultura y Deporte, hay muchos otros premios que son iniciativa de las Administraciones Públicas. Diputaciones, Cabildos, Ciudades Autónomas, Ayuntamientos, Mancomunidades, Comunidades Autónomas y otras entidades convocan anualmente premios literarios que implican a decenas de escritores, críticos y a no pocas editoriales privadas. Las características que, salvo excepción, tienen estos premios es que son financiados con dinero público (desde el pago a los jurados hasta la edición del libro y la dotación económica del premio proceden de dinero de los contribuyentes), que, en general, cuentan con jurados no paritarios (en términos de Ley de Igualdad) y en cuyo nombramiento sería necesario articular mecanismos que garanticen el nivel y la capacitación necesarios de sus integrantes. Junto a ello parece aconsejable establecer sistemas de selección de las editoriales encargadas de publicar las obras premiadas bien mediante concurso público, bien a través de cauces que garanticen la igualdad de oportunidades a las distintas empresas del sector.
Es por ello recomendable aumentar los niveles de transparencia a lo largo del proceso que va de las publicación de las bases hasta el fallo del Jurado, de tal modo que se eviten prácticas negativas, zonas de opacidad y prácticas que afecten a la igualdad de oportunidades de todos los autores y todas las autoras que presentan su obra a concurso.
Después de contrastar la experiencia de asesoramiento a los autores y autoras desde otras entidades (ACEC, AELC), la Asociación Colegial de Escritores hace público este catálogo de “buenas prácticas” para cuya aplicación trabajaremos con decisión:
EL PREMIO NO PUEDE SER ANTICIPO DE DERECHOS DE AUTOR
Una de las prácticas que se ha instaurado en la mayoría de bases de los premios literarios promovidos por entidades administrativas y otras sin ánimo de lucro, es que la cuantía a percibir por la obtención del galardón se convierte en adelanto de los derechos de autor, de modo que, en la práctica, a quien se premia es a la editorial que se hace cargo de la edición y no, como sería de esperar, al autor o autora. El editor ahorra los derechos de autor que habrían de añadirse en su momento al importe del premio y no a la cuenta de resultados del editor.
En coherencia con estas consideraciones, ACE cree que deberían modificarse aquellas convocatorias que contengan esa premisa, dejando claro que la dotación es un premio al autor y no una suerte de compensación económica a la editorial (que normalmente recibe, además, los necesarios recursos de la misma administración para costear la edición del libro premiado).
Por tanto, las administraciones o entidades que patrocinen o convoquen los premios deberían velar por no promover esta práctica, que vulnera los derechos de los escritores.
LA EDITORIAL QUE PUBLIQUE EL PREMIO HA DE SER CONOCIDA PREVIAMENTE POR LOS AUTORES
Para dar prestigio al premio y fomentar la participación de los autores, es recomendable que este:
- Implique la publicación de las obras premiadas y que la editorial en cuestión ya se dé a conocer en las bases.
- Asimismo, las bases deberían especificar que se establecerá un contrato de edición entre la editorial y el autor, de acuerdo con lo previsto en la Ley de Propiedad Intelectual.
Las ediciones de las obras premiadas no deberían ser nunca NO VENALES, ya que este tipo de ediciones impiden la difusión comercial de las obras y su distribución, así como la repercusión a través de reseñas y críticas literarias. Es decir, impiden la profesionalización de los autores, fin que persiguen las Asociaciones de Escritores como ACE.
SOBRE EL JURADO Y SUS CARACTERÍSTICAS. RECOMENDACIONES
Conocer el jurado de un premio aporta transparencia y prestigio, lo que nos lleva a recomendar:
- Que el jurado se haga público al hacerse públicas también las bases del mismo. Hay que trabajar por la profesionalización de los autores, pero también por la de los jurados, que están realizando un trabajo que ocupa muchas horas de lectura y análisis de las obras presentadas–
- Que sus miembros sean elegidos siguiendo criterios de mérito y capacidad contrastados, así como de conocimiento del género del que el premio trate y perciban también una remuneración por el trabajo realizado.
- Se debe procurar la paridad hombres y mujeres siguiendo criterios de igualdad, siempre partiendo del principio apuntado en el punto anterior.
- El número de miembros de los jurados debería ser impar (lo que no está reñido con la paridad), para permitir la opción del desempate en su caso.
- Es recomendable que el editor no forme parte del jurado o, en último extremo, que esté en él con voz y sin voto.
- Es también recomendable que los miembros del jurado puedan acceder a todos los manuscritos presentados o, en caso de ser muchos, que puedan consultar los textos no seleccionados por el comité de lectura pertinente.
LA PRESENTACIÓN DE ORIGINALES
Preferiblemente, los originales se deberían poder presentar por vía telemática. Es recomendable la posibilidad de presentar originales bajo seudónimo a través de una plica y explicando a las bases la forma de presentarla.
La institución convocante debe ser la receptora y debe custodiar los trabajos originales y hacerlos llegar a los miembros del jurado.
Una vez resuelta la decisión del jurado, la organización debería comprometerse a no conservar los originales para evitar su difusión o la filtración involuntaria.
Es recomendable que la entidad convocante se haga cargo del desplazamiento y del alojamiento de los autores premiados (o finalistas, si se les invita) a los actos que se desprendan de la convocatoria (entrega, presentaciones, etcétera). Ese criterio ha de regir también para los miembros del jurado..