La Biblioteca Nacional de España en colaboración con la Asociación Colegial de Escritores (ACE) organiza la mesa redonda Tres miradas alrededor de un siglo, en la cual María del Mar Mañas, Pepa Roma e Ignacio Francia reflexionarán sobre la importancia de las ciudades en la obra de Carmen Martín Gaite, Carmen Laforet y Elena Fortún.
En la historia de la novela de los últimos dos siglos podemos contar con reveladoras páginas acerca del diálogo de las novelistas y sus ciudades de referencia fuera de la órbita clásica de la literatura conmemorativa. Desde el siglo XX novelistas de todo el mundo han hecho de la ciudad un nuevo espacio para la vertebración de las palabras y de las sensaciones y el lugar de la cita con los otros. Han nombrado el espacio urbano poblado de personajes entrañables y han resistido la presión de los poderes ciudadanos para crear frente a ellos un nuevo espacio de expresión capaz de conmover y entusiasmar a los lectores. Mientras que el “autor” era sinónimo de fundador de la ciudad, la autora, femenino de Luzbel, quedaba desde el pasado apartada de ella al mismo tiempo que se convertía en observadora trágica del circuito de poder que creaba las diferencias. Recordemos las palabras «contemporáneas» de Rosalía de Castro: «Ser escritora, ¡qué continuo tormento! Por la calle te señalan constantemente y no para bien, y en la calle murmuran de ti… Si vas a la tertulia te llaman bachillera… si te haces modesta, ¿en dónde está tu talento? Si vives apartada es que te haces la interesante, estás locas, tu carácter es atrabiliario». Como relatan en sus particulares registros nuestras autoras Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite y Elena Fortún, que representan las demandas expresivas de una generación de pioneras, la novelista atravesó distintas épocas con relación a la ciudad: etapa de supervivencia en un medio hostil, período de lucha por conseguir un cuarto propio o al menos de una ventana para extender su mirada y retratar el mundo que las rodeaba, y en ocasiones la conquista de un espacio nuevo en la ciudad una vez decididas a vivir la aventura de la itinerancia por circuitos vetados en tiempos no lejanos. A partir de la Segunda guerra mundial podemos hablar de una nueva experiencia narrativa encarnada en estas creadoras del medio siglo que consiguen la reconciliación entre sus propuestas ideales y la ciudad prohibida que por fin las abriga. Después de forcejear a través de sus voces con la ciudad vetada, estas escritoras lograron crear un nuevo orden mágico transformador que ayudó a superar las últimas diferencias que los poderes imperantes de una posguerra oscura habían levantados entre ellas y sus ciudades respectivas.
Enlace a la publicación del acto y el enlace de retransmisión:
http://www.bne.es/es/Actividades/2022/03-marzo/tres-miradas-alrededor-de-un-siglo.html?pagina=0
LA BARCELONA DE CARMEN LAFORET
Más que un escenario, Barcelona es un personaje central de la novela Nada, aquel con el que interacciona, medita, habla en sus paseos, y el que habla a la joven Andrea de lo que ha sido la Guerra Civil en la ciudad portuaria con una burguesía empobrecida por la contienda. Lugar de descubrimiento pero también de iniciación a la vida para esa joven que llega de provincias para alojarse en casa de sus tíos en la calle Aribau.
Desde su llegada a la Estación de Francia, Andrea nos lleva de la mano por la Plaza Universidad, las Ramblas, el Tibidabo, el barrio chino, los lugares emblemáticos y míticos de la ciudad, para descubrir con ella las glorias y miserias de una ciudad empobrecida por la guerra. Un tema recurrente en otras de sus novelas, con el trasfondo de la postguerra. Un tema y una Barcelona en los que podemos ver reflejadas muchas de las vivencias de la propia Carmen Laforet al volver a los 18 años a su ciudad natal en 1939 desde Canarias, donde ha pasado infancia y adolescencia lejos de la contienda.
CARMEN MARTÍN GAITE, DESDE EL CUARTO DE ATRÁS
Carmen Martín Gaite mantuvo siempre como referencia preferente su condición de salmantina. Y lo justificaba porque su memoria de “mujer de provincias” estaba cuajada de lo que calificó como cimiento sobre el que elaboró su manera de mirar y situarse al “elaborar los hechos”. En Salamanca aseguraba que asentó la entraña de su manejo del idioma, al igual que su pasión por la conversación y la consiguiente deriva hacia la escritura. El origen de su afición a pasear, a disfrutar de la calle y de las tabernas, con el regusto por lo popular, la condición de “mujer refranera”, que tanto reflejó en su obra, ella lo situaba en Salamanca, de donde se fue a Madrid porque –dijo– “no quería seguir viendo la vida entre visillos”. Aunque, con su “cuarto de atrás” salmantino como taller influyente, permaneció enganchada desde sus retahílas siempre renovadas y bullentes.
DE CHICAS RARA Y MODERNAS DE MADRID: EL EPISTOLARIO ENTRE CARMEN LAFORET Y ELENA FORTÚN
El epistolario entre Carmen Laforet y Elena Fortún, De corazón y alma (1947-1952) fue editado en 2017.
En el título de esta intervención jugamos con dos títulos de ensayos literarios que representan a las dos escritoras de esta correspondencia. La “chica rara” es una expresión de fama acuñada por Carmen Martín Gaite en Desde la ventana. Enfoque femenino de la literatura española. En este capítulo de su ensayo se refiere al personaje literario femenino que crean las
novelistas de la primera postguerra y que tiene su primera representación en la Andrea de Nada de Carmen Laforet, tan alejada de la novela rosa, y también se refiere al tipo de mujer nueva que las propias escritoras representan; esas chicas que buscaban su lugar en la sociedad y se negaban a aceptar el papel de ”ángel del hogar” al que las relegaba la Sección Femenina en la España de la postguerra. La segunda parte del título alude al libro clásico de Shirley Mangini. Entre esas “Modernas de Madrid”, intelectuales de la vanguardia que frecuentaban el Lyceum Club Femenino fundado en 1926, tendría un lugar destacado Elena Fortún, también merecedora de la atención de Carmen Martín Gaite.
Este epistolario es la muestra viva de que las chicas raras de la postguerra buscaban sus modelos en las modernas de la República. Pertenecientes a distintas generaciones, Laforet y Fortún se llevaban 35 años, solo se vieron personalmente dos veces y establecen una relación casi materno -filial en sus cartas. El epistolario coincide en el tiempo con los artículos de Carmen Laforet en la revista Destino, a los que se alude en las cartas, publicados en 2021 con el título de Puntos de vista de una mujer.