Aun la existencia más anodina encierra secretos. Delfín Nava Castillo intenta llevar los suyos a la tumba. «Los demás», afirma, «deben procurar ocultar ocultar los suyos». Y añade: «Otros los ahogan en los ríos de los paraísos artificiales. Sin embargo, a veces, lo insospechado se revela, porque esos momentos cruciales que modificaron el rumbo de la vida dejan cicatrices en el alma que hacen imposible el olvido a pesar del tiempo; y, de cuando en cuando, se abren y supuran, incluso perdurando en los laberintos de la memoria extraviada, hasta el último suspiro». Palabras escritas por el autor a propósito de Los laberintos de Mnemósine, narración con la que obtuvo el Premio Gregorio Samsa de novela breve.
Los laberintos de Mnemósine
Anterior