Quijote. Femenino. Plural es el título de una obra de teatro que se estrenó ayer, día 14 de abril y estará representándose en el Teatro Español, Sala Margarita Xirgu, hasta el 1 de mayo, donde se recogen, con una mirada optimista, todas las mujeres «Cervantinas».
Teresa, esposa de Sancho Panza, desconfía de las correrías emprendidas por su marido en compañía del enloquecido Alonso Quijano. Para controlar estas andanzas decide enviar tras la pareja a su joven hija Sanchica, la cual le mantendrá informada, desfacerá los entuertos en los que se meta su padre y será suficientemente discreta como para que no se percaten de su proximidad.
Sanchica irá y vendrá por los caminos aquejada de unas inmensas dudas sobre su propio mundo interior. El problema que le atormenta mayormente es el amor. Sanchica muestra especial inclinación por Lope Tocho, un mozo «rollizo y sano del lugar, según Cervantes. Y él también muestra interés por ella; la confusión se plantea en el momento en que su padre Sancho Panza promete convertirla en princesa de la Ínsula Barataria. Este vertiginoso ascenso en la escala social le lleva a cuestionarse si no sería más apropiado buscar un pretendiente de mayor alcurnia que Lope Tocho para que se ajuste a su nueva posición. Esta acomodación amorosa es la que defiende su padre, mientras que su madre prefiere hacer caso omiso de los castillos en el aire que promete Don Quijote, y lógicamente presiona a su hija para que olvide tales fantasías.
La adolescente emprende un peregrinaje iniciático al calor de las historias y recomendaciones que le hacen todas las mujeres que se encuentra a lo largo de la discreta persecución de su progenitor. Luscinda, Marcela, Maritornes, Quiteria y otras emblemáticas féminas de la novela (también Dulcinea: en sueños monologará un pasaje escrito por Fanny Rubio), aleccionarán a Sanchica sobre lo que ellas creen que debe ser la actitud más acertada en relación a los hombres y a la vida. Las controvertidas experiencias la empujarán al mundo adulto y le plantearán el valor de la decisión y la entereza.
Sanchica tendrá que afrontar sus dudas para, finalmente, tomar una resolución desde su libertad como mujer y como ser humano.
Desde el plano de la ficción, todo este viaje iniciático es puesto en escena por dos personajes contemporáneos: dos actrices («juglaresas») del barrio de Lavapiés, que establecen un puente con la actualidad.
La dirección corre a cargo de Pedro Víllora con Lídia Navarro y Ainhoa Amestoy.
Es una producción de Estival con motivo del IV Centenario Cervantes.
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